Volteé lentamente para ver si de algún modo el personaje había salido de la historia. Nada parecía deambular por mi habitación, pero no quise arriesgarme a entrar sin antes prender la luz. Estiré la mano lo más que pude hasta alcanzar el contacto. Cuando se iluminó la habitación, entré con cautela. Prendí la televisión y subí el volumen para no sentirme sola. El sueño hacía que los ojos se sintieran cada vez más pesados. Entonces, decidí apagarla.
Cerré fuertemente los ojos para concentrarme en dormir, pero no podía. Sentía un escalofrío, algo que me miraba por detrás. No quería voltear. Si realmente había algo, no podría con el miedo. Estaba sola, no tenía salida. De pronto, oí una voz. Era como si alguien murmurara a mi lado. Mi corazón latió apresuradamente y el sueño se desvaneció. La sangre recorrió mi cuerpo. El murmullo, la respiración y las miradas ficticias dejaron de parecer imaginarias. Decidí cubrir todo el cuerpo con la sábana, prender la televisión para que hubiera otro ruido diferente que el que mi mente imaginaba y cerrara fuertemente los ojos.
Todo pareció mejorar a la mañana siguiente. La luz del día se llevó el terror nocturno como un remedio natural, pero al llegar la oscuridad, no sabía si podría soportar nuevamente el terror que ese libro me había causado.
Cuando se lee un cuento de terror en la noche, la sensación de estar viviendo en un mundo plagado de seres sobrenaturales permanece hasta el otro día; la sugestión que acompaña un ambiente oscuro hace crecer nuestras dudas sobre la seguridad y tranquilidad que tenemos en el lugar que estamos.
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Hay muchos escritores latinoamericanos que dedicaron algunos de sus ejemplares alterror. No sólo la historia genera un suspenso espeluznante, sino que conocer el contexto al que se refieren hacen que nos identifiquemos más. En la segunda línea dejan de parecernos irreales para transformarse en una posibilidad del mundo cotidiano.
Muchos escritores como Carlos Fuentes,Horacio Quiroga o Juan Rulfo forman parte de la tradición de latinoamericanos que toman el terror para transformarlo en un mundo posible. Sus historias son comunes. Todo gira dentro de un mundo normal y nada parece salir de lo habitual; pero, de un momento a otro, la historia da un vuelco tenebroso que hace que los personajes centrales terminen hundidos en la tragedia.
Te presentamos los mejores cuentos latinoamericanos de terror:
Aura, Carlos Fuentes
Felipe Montero llega a Donceles 815 para trabajar en la traducción de unos textos para Consuelo Llorente. Es un trabajo con una paga extraordinaria, el que siempre soñó. Solamente existe una condición: Felipe debe mudarse al hogar de la anciana. De pronto, el joven descubre a una bella mujer que también habita ahí; desde ese momento, su vida cambia.
Con esta novela, Carlos Fuentes ganó el premio Cervantes; pertenece al boom latinoamericano, en el que los escritores de la regiónfueron reconocidos por el resto del mundo.
Doce cuentos peregrinos, Gabriel García Márquez
En este compendio de cuentos existen varias historias de realismo mágico que combinan un mundo aparentemente normal, con aquel que genera suspenso y terror.
Uno de ellos es “Espantos de agosto” en el que una familia se adentra en el castillo renacentista de Miguel Otero Silva, un escritor venezolano. Los pobladores rumoran que en la casa espantan y que en su interior habitan muchos fantasmas. Los niños se emocionan y los padres ven con incredulidad tal cosa. Pronto de darán cuenta que las leyendas podrían ser más reales de lo que creen.
En “Sólo vine a hablar por teléfono” el terror es psicológico. Una mujer entra a un hospital psiquiátrico para hacer una llamada, pero de algún modo, queda atrapada entre las cuatro paredes del sanatorio sin poder huir.
Pedro Páramo, Juan Rulfo
Cuando Juan Preciado decide ir a Comala para buscar a su padre Pedro Páramo, se da cuenta que las cosas en ese pueblito casi abandonado podrían ser mucho más aterradoras que enfrentar al hombre que le había dado la vida. Mientras más se adentra en Comala y descubre personas que le ayudan y cuentan su historia, él desentrañará el misterio que existe en el viejo poblado.
La novela de Rulfo es considerada como una de las obras en español más importantes, ha sido traducida a casi 30 idiomas y el periódico El mundo la calificó como una de las mejores novelas en español. Escritores como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Jorge Luis Borges han expresado el gran atino de Rulfo con su ópera prima.
“La noche boca arriba”, Julio Cortázar
Desentramar las reacciones del lector mientras éste lee la una de sus historias es elcometido de Cortázar. En esta historia, el protagonista tiene un accidente en moto y es llevado al hospital. Ahí, débil por todo lo ocurrido, vive una intermitencia de sueños que alternan dos realidades: una en la sala de urgencias y otra, en medio del bosque mientras huye de un sacrificio ritual azteca.
Este cuento apareció en su libro Final del juego en 1956.
“There are more things”, Jorge Luis Borges
Publicado en El libro de arena, este relato de terror está dedicado a H.P. Lovecraft. Sin embargo, el terror de Borges de desenvuelve en un ámbito distinto al de Lovecraft; no se habla de extrañas criaturas sino de fenómenos místicos. En una casa de Lomas de Zamora, Argentina, ocurren misteriosos sucesos que no tienen explicación. Así, Borges hace que el lector permanezca en un inquietante suspenso hacia lo desconocido.
“La fiesta brava”, José Emilio Pacheco
En su libro El principio del placer, José Emilio Pacheco tiene un relato extraño que conjuga la historia, la ficción, la modernidad y la tradición mexicana. Andrés se entera que existe una ruina nunca antes vista ubicada justo en los túneles del metro Balderas. Pero no descubre el tesoro prehispánico. Poco después Andrés se da cuenta que su suerte ha cambiado.
Este libro se encuentra en El principio del placer y es uno de los relatos más interesantes de José Emilio Pacheco, puesto que juega con la narrativa, la temporalidad y las reglas ortográficas.
“El almohadón de plumas”, Horacio Quiroga
Quizá Quiroga sea uno de los latinoamericanos que más ha explorado el terror. Tiene grandes cuentos que terminan en tragedias inimaginables. “El almohadón de plumas” es uno de losmás reconocidos, pero también uno de los que produce más miedo y repulsión. Cuenta la historia de una joven pareja que recién acaba de casarse; sin embargo, la mujer cae enferma sin poder levantarse de su cama. El suceso es inexplicable, antes de que eso pasara todo marchaba bien. Ahora la mujer no puede ni siquiera ponerse de pie. Cuando descubren el horror que los aqueja, no sólo experimentan un sentimiento de impotencia, sino también de coraje por no haberlo remediado antes.
Quiroga fue un narrador uruguayo que vivió la mayoría de sus días en Argentina. Se le considera uno de los cuentistas latinoamericanos más relevantes de todos los tiempos. Su obra se sitúa entre el declive del modernismo y la ola de las vanguardias.
Escribió otros cuentos como La gallina degollada, A la deriva, El espectro, El infierno artificial o El hombre muerto, con lo que se puede notar su gusto por temas terroríficos para provocar a los lectores grandes escalofríos.